SURGIR… un camino de DESPERTAR
¿Pero cómo surge el Verdadero Ser? ¿Qué mapas existen para los caminos del alma? ¿En quién podemos confiar para que nos dé orientación en el territorio interno? ¿Acaso no podríamos aprender algo acerca de nuestro destino final si pudiéramos ver y entender la jornada de nuestra alma?
A lo largo de toda nuestra historia registrada –prácticamente los últimos 6,000 años- ha habido intentos de trazar mapas de la jornada espiritual. Quienes han elaborado los mapas son poetas y profetas, filósofos, artistas y exploradores, gente que emprendió jornadas internas de transformación y dejó registros detallados. Ellos miraron en lo profundo de la experiencia humana y registraron el dolor y el gozo. En el mejor de los casos, estos “cartógrafos del espíritu” dan muestra de una sensibilidad y un entendimiento de la existencia humana enriquecidos por una conexión con algo más elevado. Todos estos hombres sabios y mujeres santas, los chamanes y, en tiempos más recientes, los psicólogos y psiquiatras, han hecho aportaciones a nuestra compilación de mapas. Irónicamente, esta misma proliferación ha producido también confusión.
Consideremos la mera cantidad de planteamientos: de Abraham al Zen, de Aurobindo a Zeus, el psicoanálisis, Hinduismo, Católico vs. Protestante, Meditación Trascendental, las diferentes versiones del Islam y el Budismo, y la guía de cualquier cantidad de gurús, místicos y maestros. Para el buscador comprometido, la multiplicidad de métodos puede resultar abrumadora. (Por no mencionar que muchas escuelas de pensamiento parecen contradecirse entre sí, y que abundan los cismas, divisiones y sectas. ¡Incluso entre las principales enseñanzas ya bien establecidas, las pretensiones de exclusividad y exactitud contravendrían cualquier utilidad universal!)
Los estudios que intentan sintetizar las grandes tradiciones espirituales y de sabiduría coinciden en que los “mejores” mapas tienden a apuntar hacia la misma dirección general: mayor entendimiento, mayor amor, mayor significado, la expansión de la conciencia y la sabiduría. Éstas son las recompensas deseadas, las recompensas o los frutos de una práctica comprometida. El camino del practicante es una jornada hacia la iluminación espiritual y el crecimiento, hacia una conciencia más elevada, es un movimiento trascendente y transformador del alma hacia una maduración cada vez mayor y, al igual que el de una planta saludable, el movimiento hacia la fuente de luz dadora de vida.
Tengamos presente que la visión de la autorrealización siempre es única, y que el surgimiento del Verdadero Ser nunca traza una línea recta. Pensemos en un roble con su extenso sistema de raíces y sus ramas extendidas hacia lo alto, en su jornada de bellota, a plantita, a árbol maduro. Cada uno de nosotros está en una etapa de desarrollo diferente en términos del surgimiento de nuestro Verdadero Ser, por no hablar de encontrar nuestra expresión auténtica en las diferentes áreas de nuestra vida. Podríamos requerir trabajar con diversas prácticas para estabilizar las estructuras humanas (las áreas centrales que nos hacen ser personas completas, como la salud, la riqueza, las relaciones, el trabajo, la espiritualidad y así sucesivamente). Y al igual que un árbol, nosotros podríamos necesitar un soporte adicional que sostenga verticalmente nuestro crecimiento a lo largo de ciertas etapas.
Es útil tener algún entendimiento acerca de los principios y prácticas esenciales, tanto psicológicos como espirituales, que sostienen el surgimiento del Verdadero Ser. Ontogonía ofrece su propio mapa para los tiempos modernos; un plan de estudios diseñado para dar mayor conciencia de lo que se necesita, un entendimiento sólido de los métodos, y la confianza de saber que sí está funcionando. En verdad, el Surgimiento es un proceso que ocurre sepamos o no cómo o por qué. Podemos ser proactivos en el acto de desenmarañarnos de la ilusión y elegir el despertar. Podemos aprender a meditar y orar de manera efectiva, a distinguir rigpa y marigpa en la vida cotidiana, a conocer los verdaderos parámetros de la integración y la relación con la sombra, familiarizarnos con nuestra anatomía sutil, entender el papel del cuerpo como vasija para lo Divino. Podemos aprender a relacionarnos con la muerte y con el acto de morir y liberarnos para vivir esta vida en forma más plena.
Dr. Carlos de León
“Encontrar y encarnar nuestro Verdadero Ser nos permite acceder al ámbito de la posibilidad y el potencial infinitos”